jueves, 30 de agosto de 2012

África, revista española de tropas coloniales y de colonización Abd-l-Aziz Assaoud




      En la medida en que la cuestion de Marruecos parece determinante en la evolución de los militares españoles que operaban en la zona norte del pais sometido, en la definición del papel político que se proponen desempeñar, parece necesario describir por amplio los comportamientos y las posiciones que se ponen de manifiesto.  
   Uno de los primeros elementos destacados y significativos de una nueva disposición denotada, es la propagación de los escritos militares desde el año 1909. Estas iniciativas aludin implicaciones sociológicas al mismo tiempo que literarias, y es posible encontrar en ellas características comunes, o una finalidad común. Parece que, durante el periodo preciso del pre-protectorado, y incluso el Protectorado, el militar español escribió porque le han instigado a ello. La escritura se convertió en medio de promoción para un oficial a partir de 1912, en la misma perspectiva determinadas obras, como « Crónica artillera de la campaña de Marruecos », o « Enseñanzas de la campaña del Rif », han sido impulsadas por orden del Estado Mayor o del Ministerio de la Guerra, y publicadas entre 1909 y 1914.[1]
   El gobierno español, apoyó sin duda, financieramente a determinadas publicaciones, en la medida en que colaboraron con su política. Tal fue el caso de la Revista de Tropas Coloniales, que probablemente, el Ministerio de la Guerra estuvo estrechamente asociado con su existencia. Fue imprimida en Ceuta, luego en Madrid, en los talleres de la Delegación Nacional de Prensa y Propaganda. Declarada de utilidad por R.O. del Ministerio de la Guerra el 12 de agosto de 1925.
        Revista de Tropas Coloniales : propagadora de estudios hispano-africanos.
      La consideración que dió origen a esta revista, parece ser muy significativa.
Primero ; se nota que intencionadamente aspiró a imitar a la revista francesa « L’Afrique Française, Bulletin mensuel du comité de l’Afrique française et du comité du Maroc », editada en Paris durante dos periodos separados : de 1891 a 1918 y de 1926 hasta 1938, siguiendo sus pasos en la divulgación de escritos sobre África, y sobretodo Marruecos. La Revista de Tropas Coloniales, fue publicada entre los años 1924 y 1936, interrumpida durante la guerra civil española y un periodo de posguerra, se reanudó a partir del año 1942. Esta revista pasó por tres épocas : la primera en 1924, en 1925 se inició la segunda época, durante la cuál, en 1931 se cambia el titulo de la revista por el de « África, revista de Tropas Coloniales », y asi continua hasta 1936. En 1942 se reanuda la publicación en su tercera época, con el titulo « África, revista española de colonización », su publicación ha sido mensual y conoció una sucesión de directores, en la que destacó Francisco Franco Bahamonde como director y orientador desde el número 11.
Segundo ; las razones que engendraron esta publicación han sido demostradas en el editorial del primer número bajo el lema « Nuestro propósito ». Después de describir los factores que habian acelerado la marcha decadente del imperio « que el sol no se ponia en sus dominios », la dirección militar aspiraba afrontar la árdua tarea de hacer resurgir el espíritu español adormecido por el fatalismo musulmán, y conducir España por el camino que puede hacerla digna de su gloriosa historia. De ésta posición deducimos las siguientes observaciones :
1-    El papel histórico del ejército ; el ejército español al comienzo de la campaña del Rif en 1909, acaba de atravesar un largo periodo de crisis, el desastre de Cuba le ha hundido en un estado de depresión. Desde los finales del siglo XIX, el ejercito habia tomado una nueva orientación, manifestando una inclinación más insistida hacia el orden. La monarquia Alfonsista manifiesta también su entusiasmo por todo lo militar, y por la resurrección de un imperio. La conquista de Marruecos fue una de sus preocupaciones esenciales.
2-    Justificaciones psicológicas ; para muchos oficiales la campaña de Marruecos es la ocasión idónea para que el ejército se reestructure psicológicamente. Otros animados por razones de una entidad más elaborada, consideran que la guerra de Marruecos aporta la posibilidad de revisar el funcionamiento orgánico del ejercito. Es también el momento adecuado para que el ejército plantee el problema del reclutamiento, muchos proponen la creación de un ejército colonial, para tener, a imagen de Francia « un ejército permanente, experto, tanto en el plano político como en el militar, en asuntos indigenas ».[2]
Proposiciones y temas de la Revista :
      Mediante el conocimiento de las ideas que en esta revista se han expuesto de manifiesto, notamos dos tipos de relato o de temas, aunque no realmente distintos, la mayoria de ellos desemboca en la difusión de las enseñanzas que deducin la actuación española en Marruecos, se trata, por una parte, de reflexiones « militaristas », por otra, de trabajos más concretos dirigidos a apoyar la acción colonial de España en Marruecos. En esta última incluimos los relatos que tratan de conocer o descubrir todo lo relacionado con la vida religiosa, social y económica del « indigena ».
1-    Reflexiones militaristas : Estas reflexiones o proposiciones estan notadas principalmente en las nociones generales, concebidas en los números publicados durante la primera y segunda época, cuando en aquel periodo se llevó a cabo las operaciones militares, calificadas de « pacificación » contra las tribus marroquíes. De estas reflexiones citamos los siguientes titulos :
_ Los mandos, por Francisco Franco Bahamonde, « la campaña de Marruecos vino a despertarnos de nuestro letargo militar siendo piedra de toque en que se contrastó nuestra eficiencia y campo de experimentación de nuestro ejército.. ».[3]
__ Misión política y táctica de las fuerzas indigenas en uestra zona de penetración en el Norte de Marruecos.
__ Necesidad de permanecer en África, por el teniente corolnel Millan Astray « nuestro protectorado en Marruecos junto con las otras colonias africanas, resto de nuestra grandeza, que volverá, constituye para España una necesidad histórica, política, geográfica, económica y moral.. ».[4]
__ Las unidades coloniales en el combate.
__ Necesidades sobre material y fortificaciones. Temas escritos por Francisco Franco, primer jefe de la legión, dice « Desde los primeros números de la publicación de esta Revista hemos tratado de recoger las enseñanzas de nuestras campañas .. Dos son los puntos que juzgo muy importantes para integración de nuestra eficiencia : Uno es el medio de aumentar el rendimiento del material de nuestras unidades y otro el estudio del sistema de fortificación más conveniente.. ».[5]
__ Actuación militar del Protectorado, escrito por E. Bonelli.
__ Apuntes para nuestra actuación en Marruecos, por Manuel de Nido.

    En la tercera época, la revista escoge un camino más orientado hacia la propaganda ideológica, y desempeña una campaña profacista y anticomunista. Varios temas la propagan, como :
__ Marruecos, nuestro espacio vital, de Bartolomé Mostaza.
__ Punto de vista alemán sobre el porvenir de Marruecos, por Hemz Barth.
__ Presente y porvenir de Marruecos, por el general Aranda.

2-    Relatos concretos : En la primera y segunda época hubo tambien, temas especificativos de un nivel mas o menos académico. Aparecieron escritores civiles más especializados, como Ferrando de Carranza en su « Conferencia naval del desarme de Londres », Gil Benumeya, famoso conocedor del mundo árabe y del Islam, quien publicó varios estudios en la Revista, como « Estadisticas elementales del mundo Árabe », y « Programa para la historia del pueblo Zenete ».
Durante este periodo, el interés sobre Tetuán como el centro y capital del Protectorado español, no ha sido bien presente, solamente notamos unos articulos esparcidos, como « Los españoles y la ciudad de Tetuán », « Tetuán y sus mezquitas » de Fermin Villalta.[6]
   En la taercera época la « Revista española de colonización » tomó partido de ser mas ordenada y orientada. En el sumario encontramos titulos constantes y permanentes, como : Portada, Mundo islámico, Información africana, Nuestra atalaya, Cartas de África, etc… También notamos nombres de autores bien conocidos en el ambiente cultural de la zona, como Isidro de las Cagigas, Fernando Valderrama Martinez, Miguel Tarradel, Rodolfo Gil Benumeya, Angel Flores, Domenech Lafuente, V. Benitez Cantero, M. Moreno Román, Eduardo Maldonado, Gustavino Gallent, Tomas Garcia Figueras, y otros. Señalemos aqui unos articulos de algunos autores mencionados anteriormente, como el « El Islam en la guerra actual » de R. Gil Benumeya, « Figuras del Marruecos contemporaneo » de T. Garcia Figueras quien fue uno de los puntuales esenciales de esta Revista, y quien unió su nombre a toda acción de africanismo. En esta época cabe mencionar también, el interés que mostró la dirección de la revista sobre Tetuán la capital del Protectorado, manteniendo su presencia permanente en las « Cartas desde África » y en « Nuestra atalaya ». También, hubo articulos como « Tetuán la blanca » de Gonzalo Gregori.[7]
   Asi, pues la Revista de África, y más tarde « África. Revista española de colonización », desempeñó el papel de asignar ciertos escritores, militares y civiles, a la colonización marroqui. Para unos, esta labor era destinada a reforzar la posición de España en este pais, para otros, esta posición conduce a la posibilidad de una regeneración moral. Se trató también, de un replantearse la historia, ese tema frecuentemente desarrollado por los propagandistas de la colonización, y anteriormente por los « africanistas » del siglo XIX.
    De todo ello, insistimos en que esta revista consiste una documentación publicada, que contribuye o facilita al investigador, la posibilidad de acercarse más a las proposiciones y reflexiones escritas por aquellos quienes influyeron en la política militar del colonizador, y orientaron el sistema del Protectorado español en Marruecos.
    


[1] Andrée Bachoud, Los españoles ante las campañas de Marruecos, Espasa-Calpe, Madrid, 1988, p.106.
[2] Narciso Gibert, España y Africa. Organizacion del ejercito colonial, Madrid, 1912, p.3.
[3] Revista de Tropas Coloniales, n° 1, Febrero 1924.
[4] Ibid, n° 4, Mayo 1924.
[5] Ibid, n° 16, Abril 1926.
[6] Ibid, n° 4, Mayo 1942. Tercera época.
[7] Ibid, n° 21, Septiembre 1943.

jueves, 3 de mayo de 2012

Maroc et Ibérie : L’intersection de l’histoire partagée


        Depuis des millénaires la Méditerranée a été un point de rencontre entre peuples, empires et civilisations de distinct signe, qu’avaient laissé leurs marques sur les rives de ce grand bassin. 
    Quand on parle du Maroc méditerranéen en termes d’une région il est opportun de définir ses cadres géographiques et les principales caractéristiques de son développement historique, politique et culturel. L’importance géopolitique et géostratégique se dérive directement de sa position géographique, puisque il s’agit d’une zone en simple carrefour des voies très importantes de communications, et d’union entre les trois continents.
    L’intensification des contacts culturelles est un phénomène très important due aux divergences qui existaient toujours et restent, entre plusieurs pays présents dans cette zone de la Méditerranée occidentale. Nous ne devons pas perdre vue qu’au cours de l’histoire les cultures eurent modifiée et influencé les styles et modes de vie.
   La réalisation d’un exercice de réflexion entre universitaires de deux rives, la mémoire du passé, l’évaluation des éléments plus incandescent a l’heure actuelle, et même certain autre vue de l’esprit, pourraient remplir de trop le contenu d’un cordial expérience riveraine. Certains activités représentaient un exercice de perspective historique dans le domaine des relations marroco-ibérique. L’Université Mohamed V de Rabat a rendu possible des conférences fructueux marroco-ibériques qui ont été publiés sous le titre « Maroc, Espagne et Portugal. Vers nouveaux espaces de dialogue ». Publication de la Faculté des Lettres et Sciences Humains de Rabat en 1999.  Ainsi que, l’Université Abd-l-Malek Assaadi de Tétouan, Département d’histoire de la Faculté et le Centre d’Etudes Africains de Universidade do Porto, en collaboration avec la Revue  Sémiotiques, avaient organisé un colloque en décembre 2009 sous le thème : Maghreb et Iberia : de confrontation à la coopération. Ces deux expériences, aussi il y avait d’autres, ont entré entièrement dans le domaine de sources oraux dans l’histoire partagée. Aussi, ces deux rencontres scientifiques périodiques, ne peuvent seulement, renforcer les liens d’échange culturel, connaissance mutuelle, et révision de l’histoire partagée entre les peuples de cette zone de la Méditerranée.
            Le Maroc méditerranéen : une dimension chargé d’histoire
        Pour décrire avec succès le Maroc méditerranéen, se devait examiner la géographique physique, politique, culturelle et économique de la Méditerranée occidental, se rappeler l’histoire des grands empires, de Rome et de Carthage jusqu’au al-Andalous, le Maghreb et la Sublime Porte. Faire allusion a la révolution des routes maritimes mondiales par les portugais et les espagnols que tout et plus aient influencé dans l’histoire du Maroc. Réviser le reflux sur ce pays des va-et-vient de la conquête et la reconquête du Péninsule Ibérique, se référer enfin au développement du capitalisme européen et sa projection sur le Maroc au XIXe siècle, à la conférence d’Algesiras en 1906 et la répartition du Maroc entre les puissances européens.
     Comme historien, il parait indispensable de formuler cette description dans les cadres historiques pertinents. Le paradoxe est surprenant que certains pays d’Europe portaient des siècles en contact avec la Maroc, en premier lieu, le Portugal et l’Espagne depuis le VIIIe, rien de moins, mais aussi la France, l’Italie et l’Angleterre. Les noms de ces pays méditerranéens sont entremêlés avec le pays du Maroc dans l’histoire des conquêtes et reconquêtes du moyen âge, de l’expansion impérial des XVe et XVIe siècles, de l’action extérieur européenne dans l’ère moderne, et de la politique coloniale de l’ère contemporaine.[1]
      Le Maroc avait été un grand royaume qu’avait joué un rôle majeur dans l’histoire de l’Afrique du Nord et de la Méditerranée. En principes du IXe siècle se fonda le royaume du Maroc sous la dynastie Idrisside, suivie de six dynasties royales successives : Almoravides, Almohades, Mérinides, Beni-Ouattas, Saadiens et Alaouites qui sont l’actuelle dynastie régnante depuis 1666. Avant cette succession de monarchies, le Maroc avait été la rampe du lancement pour l’invasion de l’Islam dans la Péninsule Ibérique. Des siècles plus tard, le XVe, il a été la cible de ce que nous pourrions appeler la « réaction ibérique », avec l’occupation des ports a partir de Ceuta.
     Ce va-et-vient de conquêtes et reconquêtes a contribué à « l’estampillage » du pays, qui dès la date initiale du VIIIe (711) il devint, dans une certaine mesure, conditionné par l’existence de la Péninsule Ibérique a quelques milles de sa côte, de la même façon que la Péninsule, devint conditionné par l’existence du Maroc au sud de Tarife.[2]
     Certes, la conquête du dernier bastion de la présence musulmane dans la Péninsule Ibérique, avec la chute de Grenade en 1492, parait comme une étape dans la poussé ibérique qui s’est conclue par l’occupation de nord du Maroc au XXe siècle.
     Pour donner  une idée illustration, il a coutume de dire que, le Maroc à la fin du XIXe et principe du XXe, était pour les européens une chose si différente et énigmatique. Peut-être seulement ces européens qui sa profession militaire, diplomatique, religieuse ou scientifique l’emmena au pays du Maghreb, sont parvenus à avoir une idée bien que pas très complète, ce qui était ce mystérieux coin proche. En révisant l’histoire  politique contemporaine nous observons avec facilité le degré de cette ignorance. L’ethnocentrisme européen, la mentalité coloniale et le racisme, ont prédominé pendant longtemps dans les esprits européens à quelques exceptions près, obscurcissant malheureusement la clarté de leurs idées.
             Effets et étendue d’une occupation ibérique :
      La situation géographique exceptionnelle du Maroc entre la Méditerranée et l’Atlantique a dessiné en grande partie les contours de son identité, et de sa position dans le contexte international, et déterminé en occasion le retrait de ce pays dans son intériorité. Il est de constater cependant que l’impact méditerranéen à décliné au bénéfice des deux composants : l’Atlantique et le Sahara. N’oublions pas que pendant les XVe et XVIe siècles, l’installation de forteresses portugaises et espagnoles, autant dans la côte méditerranéenne que dans l’Atlantique, aurait obstruée pratiquement tous les départs maritimes du pays, en occupant les meilleurs ports utiles, et causé un mouvement de reflux, faisant balancer les centres politiques de gravité vers l’intérieur du pays, que ainsi, il trouvât dans cette retraite « continental » une sorte de défense contre les dangers provenant de la mer. Alors les marocains se sont repliés sur leur espace intérieur dirigeant résolument leur regard et leurs énergies vers leur prolongement saharien. Ce reflux a interrompu le trafic commercial qui au moyen des caravanes transsahariennes apportait les produits de l’Afrique subsaharienne, y compris l’or, vers les ports du nord, du lesquels ils arrivaient à l’Europe. Les flux sud-nord, dont celui de l’or ramené de l’Afrique subsaharienne avaient structuré puissamment le réseau urbain du Maroc qui était organisé en fonction de ces échanges a longue distance. La prospérité de villes comme Ceuta, Badis, Nekour et d’autres villes de la côte méditerranéenne et leurs rades respectives, mettaient le littoral au cœur du dispositif commercial de la Méditerranée. Ces ports jouaient un rôle déterminant dans l’échange du Maroc avec les villes du bassin occidental de la Méditerranée.[3]
     Il est certain que la côte méditerranéenne était vouée à subir les dangers des convulsions politiques ou de colère, devant l’expansion ibérique au Nord et l’avancée ottomane à l’Est, aux XVe et XVIe siècles. Jusqu’alors ne pouvait que péricliter progressivement comme tout corps qui se referme sur lui-même.
   L’occupation portugaise en 1415 de la ville de Ceuta, avant-port du Maroc qui avait les structures qui prédestinaient à devenir une cité-Etat, a l’instar des villes italiennes, a brusquement interrompu le courant qu’avait jusqu’au début du siècle circulait par Ceuta, faisant dévier ce courant primitif vers d’autres débouchés. Or le XVe siècle n’a pas connu uniquement cette perte irrémédiable de la cité et l’interruption a travers elle du commerce avec la Méditerranée, une autre ville, Melilla n’a pas tardé à tomber entre les mains des espagnols à la fin du siècle. Avant que la Castille, aussi le Portugal était devenu présent au Maroc, entre d’autres places conquis après Ceuta, Alcasar-seguir en 1453, Arsila et Tanger en 1471, Mazagan en 1502, Mogador en 1504 et Safi en 1508. Sans compter l’occupation d’autres points mineurs par les espagnols, comme le rocher de Velez (Hajrat Badis) en 1508, le rocher d’Alhucemas (Hajrat Nekour) en 1673, et enfin les iles Chaffarinnes en 1848. Ceuta a passé à mains espagnoles en 1668, et Tanger en Angleterre sept ans avant. Mais quand on mesure l’ampleur de la confrontation avec les portugais et les espagnols, ce n’est pas seulement en termes d’occupation de centres actifs, mais en destructions tout au long de ces cinq siècles d’organismes urbains qui ont connu leur apogée au moyen âge.[4] C’est ainsi que Badis, Nekour, et d’autres villes au centre du littoral méditerranéen ont complètement disparus. La confrontation avec ce danger externe a provoqué deux phénomènes : la rétraction de la vie urbaine vers la ville de Tétouan et de Tanger, a l’Ouest, et Oujda a l’Est. Par ailleurs, même les villes qui ont connu une permanence historique ont subi des invasions qui ont détruit leurs structures urbaines. Or la présence coloniale d’abord portugaise, puis espagnole, à partir du XVe isola la zone septentrionale du Maroc et la voua à une grande déchéance économique et sociale comme à la séparation politique.[5]
    A la manière de la zone septentrionale, la présence ibérique dans la côte atlantique du Maroc, remonte au XVe siècle, un des personnages clés dans les entreprises africains est l’infant don Enrique appelé le navigateur (1394-1460), ses premières expéditions ne dépassaient pas le cap Bojador, mais a partir du 1435 ils arrivent à Rio de Oro. Il est logique après cette présence portugaise de comprendre le choc entre le Portugal et la Castille dans cette course pour les découvertes et la conquête postérieure. Il semble que le traité du Tolède en 1480 retient momentanément le conflit. La conquête des iles Canaries aurait commencé en 1402 et achevé en 1495, de ces iles, des expéditions sont organisés à la côte sud marocaine et commenceront à construire des fortifications qui ont un double objectif, militaire et commercial. Les frottements entre le Portugal et la Castille sont réglés, le roi Manuel I de Portugal et la reine de la Castille ont terminé par mettre une fin à Sintra en 1509 au dispute qu’elle opposait aux castillans et portugais sur les limites du Royaume de Fès et de ses zones respectives d’influence dans la côte sud du Maroc, aussi comme déjà il avait arrivé dans Alcazovas (1479) et à Tordesillas (1494), et il arriverait plus tard à Saragosse (1529).
     Cette longue évolution a affecté profondément la vie rurale et l’organisation de la société. Tout au long de cinq siècles, la confrontation n’a guère cessé entre forces venues de l’extérieure et les populations autochtones mobilisés par les confréries religieuses dans les zaouïas, ces lieux à la fois spirituels et de luttes contre l’envahisseur. Le pouvoir central avait pris l’habitude de déléguer à ces populations la mission de défendre la côte.[6]
         Les tentatives de reconquérir les territoires occupés :  
     Les prétentions marocaines d’expulser les ibères de ses places fortes sur les côtes marocaines ont pris corps en mesure à la consolidation du pays comme entité étatique. Mais les premières tentatives du sultan mérinide Abou Saïd Otman pour récupérer Ceuta portugaise  par les armes remontaient déjà à 1418 et 1419, à peu de son occupation par le Portugal. Aussi, Ceuta fut assiégé postérieurement en occasions successives (1648, 1655, 1674 et 1727), Moulay Ismaël a tenté de la prendre en mettant au siège entre 1689 et 1727. De nouvelles actions, toujours ratées, se sont succédés en 1757, et entre 1760 et 1766, et une fois plus en 1790.
    Les tentatives du sultan Mohammad as-Sheikh al-Wattasi, pour recouvrer Melilla datent des mêmes dates de sa conquête par Medina Sidonie, frustrés pour la récupérer il était surtout au milieu du XVIIe siècle, quand une plus grande pression a exercé sur Melilla (1646, 1667, 1678 et 1679). De nouveau il s’agissait de la récupérer a la fin du siècle (1694-1695), en cédant l’activité militaire marocaine jusqu’en 1774, l’année ou les troupes du sultan sidi Mohamed ben Abdallah l’eurent assiégée pendant trois mois sans succès. Le harcèlement à Melilla avait à reprendre aux fins du XIXe siècle, cette fois à la charge des kabyles rifaines en dégénérant en guerre de 1893 et celle-là de 1909.[7]
     Certes, la victoire marocaine dans la bataille Oued al-Makhazine (Alqasrkebir) ou des Trois Rois en 1578, finit avec l’aventure du Portugal au Maroc, et avec son rêve de le conquérir en mettant en évidence l’existence d’un sentiment national, et la possibilité de pouvoir mobiliser le peuple pour la cause de l’indépendance du pays, ou peut-être, seulement, le rejet accablant collectif a l’envahisseur, de l’infidèle. En tout cas, il est été par ces temps quand le Maroc se débarrassa définitivement, non seulement des ambitions ibériques, mais aussi des turcs d’Alger, dont l’orbite a réussit à échapper.[8] Mais le certain est que a peu plus d’un siècle et demi qui séparaient la conquête de Ceuta par don Duarte en aout 1415 et la mort de don Sébastian à Oued al-Makhazine en aout 1578, le Portugal avait perdu la plupart de la longue douzaine des places fortes conquises, et des forteresses levées sur les côtes méditerranéens et Atlantiques du Maroc. D’un fait, il abandonna presque tout dans un quart du siècle entre l’opération ratée dans la Maamoura et la décision de les évacuer, sauf Mazagan, adoptée par João III en 1541, ce que se traduisit en retraite de Safi la même année, de Azemmour en 1542, de Arsila et Alcasr-seguer en 1550.l’autre autant succéda a l’Espagne, même si son expansion bien que plus prolongé dans le temps, elle a été moins ambitieuse que la portugaise, en se limitant en pratique a la façade nord du Maroc. Se sont conservés Melilla et le rocher de Velez, Ceuta, le rocher d’Alhucemas et les iles Chaffarinnes. Ils ont partagé tous, sa nature militaire, fortins ou forteresses, et les conséquences inévitables de sa précarité, l’effort permanent a celui que durant des siècles a eu s’appliquer l’Espagne pour garantir sa sécurité et la survie de ses habitants. Il s’agissait d’agrandir l’espace vital de ces bastions vulnérables en mesure de comment la relation de forces évoluait entre l’occupant et le Maroc.[9] Depuis lors jusqu’aux fins du XIXe siècle le Maroc et l’Espagne ont souscrit une douzaine de traités, des conventions et d’accords en précisant les frontières de présides ou en les agrandissant. Système celui-ci d’occupation restreinte, puisque les espagnoles dans aucun moment se sont posés la nécessité la plus étendue d’une conquête ou l’inutilité d’une possession isolée,[10]malgré le fait que certains fanatiques percevaient avec ferveur le testament de la reine Isabel la Catholique.
     Cette présence étrangère et belligérante n’a pas eut limité cependant, à creuser les structures faibles des dynasties Wattassi et Saadi, mais quant les ibères avaient occupé des bases les plus importantes de sa frange littoral, ils ont suffoqué la projection maritime de ces formations politiques fragiles, en isolent l’intérieur du pays de la périphérie hostile et du trafic commercial méditerranéen et atlantique, en augmentant l’importance des grandes capitales de l’intérieur : Meknès, Marrakech et Fès, et en fortifiant sa projection commercial vers le sud continental.[11] Seulement à partir des fins du XVIIe, le Maroc a commencé à récupérer une de ces places, Larache en 1669, Maamoura en 1681, Arsila en1691, Azemmour et Mazagan en 1769, inclus Tanger, abandonné de l’Angleterre en 1684.
           Au seuil de colonisation franco-espagnol : 
       La Méditerranée a été une mer de communications, cela a favorisé l’existence de grands échanges, culturels et sociaux, mais a ouvert aussi la voie aux conflits et à la colonisation.
     En 1900, le Maroc était l’état unique indépendant et souverain dans l’Afrique du Nord, car l’Empire turc qui jusqu'au XIXe siècle était arrivé à dominer ou à exercer certain droit de regarde sur toute la côte d’Afrique dans la Méditerranée, s’arrêta à la frontière marocaine qu’il eut traversé jamais. La conquête de l’Algérie par la France en 1830, a terminé avec l’ère turque, et en dépassant les territoires constituants l’ancienne Algérie (le Tell), la France eut avancée vers le sud, plus là-bas de la frontière désertique.
   Enfermé entre le voisinage de l’Empire Ottoman et la côte, le Maroc essaya de maintenir ses liens sahariens et d’établir sur des vastes régions du Sahara un système religieux-politique dénommé l’allégeance qui s’est prolongé. Une constante saharienne suivait, ainsi le Maroc, car plusieurs de ses dynasties, elles avaient procédé du Sahara, et le Sahara a été toujours un espace constante de communication avec l’Afrique subsaharienne.
    Il est important de relever que l’Espagne a insisté pour obtenir des concessions territoriales au sud, sur la côte atlantique. Les préoccupations stratégiques espagnoles pour se faire reconnaitre des droits sur Sidi Ifni, Saguiat-l-Hamra et Oued ed-Dahab rejoignaient celles de l’administration française d’Algérie qui envisage de doter la colonie d’une ouverture sur l’Atlantique par le contrôle éventuel de la saguiat-l-Hamra.[12] Les dernières occupations sahariens ont eut lieu déjà au XXe siècle, donc les régions de Touat, Gourara et Tidikelt, qui se trouvaient jusqu’alors sous la sphère politique-religieuse du Maroc, ont été conquises en 1900, et Tindouf inclus, aujourd’hui si connu internationalement, pour héberger des campements de refugiés, a été occupé en 1934, en le soustrayant également à la sphère marocaine à laquelle il avait appartenu.[13]
    Nous constatons là les prémices du partage colonial qu’allait aboutir, au début de siècle, a tracer les lignes artificielles, rompant les relations humains et les courants d’échange entre les parties méditerranéenne, atlantique et saharienne du Maroc. L’objectif espagnol était l’occupation et le contrôle de la partie du pays que l’Espagne avait considérée comme sa zone d’influence, à la suite de partage colonial de la fin du XIXe et début des XXe siècles. En 1902, l’Espagne eut renoncé à une répartition avantageuse du Maroc avec la France pour crainte à la réaction britannique. Elle renonçait ainsi, à une portion du Maroc limité par le Moulouya, la Méditerranée, l’Océan, et une ligne qui, en partant de l’embouchure de Sebou, passait au nord de Meknès, en laissant pour l’Espagne presque tout le royaume de Fès, même la capitale.[14] En 1904, la France et la Grande Bretagne ont sellé l’Entente Cordiale, sa pièce maîtresse fut les déclarations sur l’Égypte et le Maroc. Fut cet accord qui marqua dans une bonne mesure le destin de l’Espagne, parce que, pour assurer ses intérêts stratégiques d’une partie et reconnaitre de l’autre l’hégémonie française déjà sur le Maroc, London a imposé l’acceptation par Paris d’une zone d’influence espagnole le long de la corniche septentrional marocaine, en fermant ainsi sa sortie a la Méditerranée.[15]En octobre de la même année 1904 se signa la convention franco-espagnole par laquelle l’Espagne se ralliait à la déclaration de Londres.
    Inaugurée le 16 janvier 1906, la Conférence d’Algesiras, elle confirme le principe de l’égalité économique et de la liberté commercial. Mais elle consacre également l’ingérence des puissances contractantes dans les affaires politiques, fiscales et financières du Maroc par l’intermédiaire de la France et de l’Espagne comme mandataires de l’Europe. De là sortit l’ébauche du Protectorat franco-espagnol, attaché si seulement a un  vague contrôle  international.
    En référence au Sahara occidental, tardivement occupé par l’Espagne même si les titres qu’elle exhibait pour le faire ont trouvé leur Origine dans les conventions franco-espagnoles de Paris du 27 juin 1900 et le 3 octobre 1904, et de Madrid du 27 novembre 1912 qu’institua le Protectorat. Encore en 1929 il a eu lieu une interpellation dans l’Assemblée Nationale Française pour que Madrid procédât sans retard a l’occupation effective du Rio de Oro, Ifni il été en 1934. Alors qu’elle ratifiait l’attribution à l’Espagne de ces territoires, la convention de 1912 lui octroyait Tarfaya, limitrophe par le sud avec la limite septentrional du Rio de Oro.[16]
    Le Protectorat instituât un nouveau régime, en effet, il finit avec l’indépendance et la souveraineté marocaine, la souveraineté du monarque fut amputée de ses attributs essentiels : le maintien d’ordre, la défense, la représentation extérieure et la gestion des finances, des ressorts qui devenaient sous le contrôle de Paris, et peu plus tard, au moins partiellement, à d’Espagne.
          Des postures devant les actuels conflits :
    Existent aujourd’hui dans la zone des portions déterminées de territoires situés dans la périphérie espagnole, hérédité d’un passé plus ou moins lointain, et sont elles toutes objet d’un litige. Il s’agit, en effet, de Ceuta et Melilla, les rochers d’Alhucemas et Velez, et les iles Chafarinas ; d’Olivenza et son territoire, et de Gibraltar.[17]Si le Portugal eut réclamé la restitution d’Olivenza à la souveraineté lusitanienne à peu de sa perte, le Maroc, aussi, eut présenté la réclamation de sa souveraineté territoriale des Places espagnoles occupées.
   L’emplacement physique de Ceuta, Melilla et les Rochers, font de l’Espagne l’état européen unique avec les pieds dans le continent africain. Les revendications marocaine et portugaise, par leur proximité géographique et pour être l’Espagne son dénominateur commun, ils sont étroitement imbriqués autant dans le domaine de la dispute politique, avec le risque de provoquer des glissades importantes dans le débat juridique. Personne en Espagne ne se semble disposé à aborder avec courage et imagination des affaires si polémiques comme Ceuta et Melilla, dont l’invocation déchaine des réactions émotionnelles de tout genre.[18] Bien il est vrai que la logique de la polémique amène à forcer parfois l’argumentation jusqu'à frôler l’incongruité. Les arguments marocains et espagnols sont métajuridiques, et seulement se justifient par l’anachronisme d’une situation qui persiste.[19] Ce que les opinions publiques perçoivent c’est la persistance de situations qui sont l’hérédité du passé. L’une, pratiquement ignorée par la majorité immense, Olivenza ; l’autres, retiennent des concepts de nos jours familiers, tel que anachronisme, colonialisme, droit d’autodétermination, intégrité territorial, et usage de force.[20] Dans la question ardue de l’existence ou non des similitudes, entre le statut des Places espagnoles et celui de la Colonie britannique, avec Olivenza par dedans, l’affleurement de Ceuta et de Melilla avec Gibraltar est conséquence de sa similitude géographique, par sa nature commune d’enclave, appellation qui justifiait par sa dépendance à l’intérieur du pays et pour former celles-ci une partie du territoire marocain et celui-ci du ibérique.[21]
    La doctrine stratégique espagnole faisant du détroit un trait d’union entre ses différents territoires devra être révisable. Pour ce faire il convient de susciter une procédure de dialogue, le feu roi Hassan II, avait proposé en février 1987, la formation d’une cellule de réflexion qui se penche sur la question des enclaves, auquel il faut trouver une solution dans le cadre des droits imprescriptibles du Maroc et des intérêts vitaux de l’Espagne dans la région. Bien que la proposition marocaine de créer cette cellule de réflexion n’ait trouvé aucun écho du côté espagnol, il n’en demeure pas moins que le temps viendra où les deux riverains devront aborder de front la question des présides, et éviter qu’elle puisse gêner ni la coopération économique, ni la collaboration pour assurer la stabilité et la sécurité de la zone.[22]
    Malgré que l’Espagne se montrer inflexible dans sa posture, il y a eu des voix de hautes personnalités qui ont marqué le fait dont l’Espagne ne peut pas soutenir en face de l’Angleterre une thèse revendicatrice du Rocher Gibraltar, et en même temps défendre une thèse colonialiste en face du Maroc. Le penseur espagnol Joaquin Costa qui dans le meeting de l’Alhambra le 30 mars 1884 a prononcé que le Maroc revendiquerait Ceuta et Melilla, comme l’Espagne revendique Gibraltar. Aussi, la claire vision réaliste exposée par le diplomate et penseur Maximo Cajal dont son œuvre est citée dans cette intervention. Ainsi, tant que cette occupation se maintiendrait, le Maroc n’est en réalité qu’un pays méditerranéen par la géographie et l’histoire, mais il deviendra pays méditerranéen à part entière le jour ou l’Espagne se retirera de ses présides, en ouvrant la voie vers une période de coopération bilatérale, libérée à jamais de l’hypothèque coloniale.[23]              
    Au-delà d’appareil étatique, l’élite de la société civil a un rôle fondamental a jouer a travers de l’université, des associations culturelles et scientifiques, afin de faire disparaitre les préjugés et les manœuvres diplomatiques, en ouvrant la voie a un règlement de la question épineuse des territoires occupés entre les pays de cette zone méditerranéenne.                                                                                                                                                                                                                                                                                  


[1] Alfonso de la Serna, Una mirada al Magreb , separata.
[2] Ibidem.
[3] Mohamed Naciri, Le Maroc méditerranéen : l’envers du décor, GERM ; Rencontre de Tétouan, octobre 1990, Rapport n° 1.
[4] Ibidem.
[5] Germain Ayache, Etudes d’histoire marocaine : Beliounech et le destin de Ceuta entre le Maroc et l’Espagne, SMER, Rabat, 1979, p.321.
[6] Naciri, op. cit.
[7] Maximo Cajal, Ceuta y Melilla, Olivenza y Gibraltar. Donde acaba España ?, Ed.siglo XXI, Madrid, 2003, p. 100.
[8] Abdallah Laroui, L’Histoire du Maghreb, II, Paris, Maspero, 1976, p.30.
[9] Maximo Cajal, op. cit., p. 103.
[10] Ibidem, p.108.
[11] Alfonso de la Serna, Al sur de Tarifa. Marruecos-España : un malentendido historico, Madrid, Marcial Pons, Historia, 2002, p.128.
[12] Paul Isoart, Réflexions sur les liens juridiques unissant le Maroc au Sahara occidental, R.J.P.E.M., 1978, n° 4, p.28.
[13] Alfonso de la Serna, Una mirada.., op. cit.
[14] Jeronimo Becker, Historia de Marruecos. Apuntes para la historia de la penetracion europea, y principalmente de la española en el norte de Africa, Madrid, 1915, p.428.
[15] Maximo Cajal, op. cit., p.134.
[16] Ibidem, p.26.
[17] Ibidem, Introduction.
[18] Ibidem, p.16.
[19] Rachid Lazrak, Le contentieux territorial entre le Maroc  et l’Espagne, Casablanca, Dar ai-Kitab, 1974, p.216.
[20] Maximo Cajal, op. cit., p.193.
[21] Rachid Lazrak, op. cit., p.206.
[22] Mohamed Bennouna, La dimension géopolitique du Maroc méditerranéen, GERM, Rencontre de Tétouan, 1990, Rapport n° 3. 
[23] M’barek Zaki, Le Maroc et la Méditerranée. Etudes d’histoire, Rabat, 2003, p.27.