Abd
al-Aziz, as-Saud: La imagen de España en la Historia marroquí de
los siglos XVI, XVII y XVIII. Imprenta Al Khalij al arabi, Tetuán, 2009.
117 pp.
En
la portada “oleo en la pared de gallegos” refleja una estampa costumbrista
española. Destello solo de una idea efímera sobre el contenido de este original
trabajo.
El autor, el hispanista Abd al Aziz as-Saud es
un reputado historiador tetuaní, doctorado por la Universidad de Rabat, escritor,
conferenciante y articulista sobre las
relaciones hispano-marroquíes.
Dos razones para recomendar este libro; una, la
de ser primigenio en su género. A la abundante historiografía hispana sobre Marruecos,
especialmente referida a la Zona del Protectorado español no le corresponde tal fertilidadpor parte de
autores del país vecino,de suerte que, según palabras del afamado historiador
Ibn Azzuz Hakin, prologuista, se “ trata de un tema no abordado por ningún otro
historiador marroquí”. La segunda, es su accesibilidad para el lector español,
ya quela obra está escrita en nuestro idioma, esto con ser meritorio no es lo más
significativo, sirve de marco al
contenido, basado en fuentes primarias escritas por embajadores,
cronistas o viajeros marroquíes, algunas han sido publicadas en francés, el resto son traducidas con natural soltura
por el autor, estas pertenecen a: el historiógrafo Al-Ifrani, el visir y
consejero real Al-Fichtali, los ministros y embajadores; Al-Gassani, Al-Gazzal
e Ibn Utman y al también historiador, que se dirigió a Madrid como embajador
Al-Zayyani.
El prólogo , realizado por el maestro de
historiadores Ibn Azzuz Hakin a quien el autor dedica el libro, va seguido de
un preámbulo de Abd al-Aziz as-Saud, ambos
esclarecen y justifican el fin de la obra delimitando el objeto, que no
es un exhaustivo análisis de las fuentes primarias reseñadas, sino un relato
sobre la percepción que de algunos aspectos de la Monarquía Hispánica tuvieron viajeros
marroquíes instruidos: El libro se introduce con una breve, pero atrayente, sinopsis
referida a los autores y a las ediciones de las obrasreseñadas, y sus referencias
en los estudios españoles y franceses, la visión crítica de Abd al-Aziz as-Saud sobre
las opiniones que sus compatriotas tuvieron de nuestro país es única en su
género, de ahí la originalidad del trabajo.
El libro está dividido en cinco capítulos y un
apartado de conclusiones, los índices onomástico y general están precedidos de
un glosario muy interesante para los historiadores del Derecho y de la
Administración Pública, porque en él se recogen los principales vocablos
marroquíes de origen árabe u otomano, muchos aclaran las competencias de oficiales e instituciones. La bibliografía básica
contiene una valiosa relación de fuentes marroquíes originales, hispanas y
otras referencias generales .
Descubrimos la fascinación que embargaba a los
embajadores marroquíes especialmente al contemplar las tierras y ciudades
andaluzas, Toledo o Madrid [1],
un embajador de Myley Ismael en viaje a la Corte de Carlos II, desu paso por Toledo escribió;
“¡Quiera dios devolverla a los musulmanes!, pensamiento del que emana una gran
añoranza. La historiografía española sobre
el país vecino no refleja embrujo, en
cambio trata sobre los problemas bélicos, como la actividad corsaria, los
cautivos, la toma y defensa de plazas
a ellos dedica el autor el
capítulo I, y enlaza a modo de relato con la Historia de Marruecos continuada
en el Capítulo II; los encuentros y desencuentros (estos más numerosos, no cabe
duda) de las monarquías Hispana, portuguesa y marroquí, las alianzas varias
frente al enemigo común; el turco y, un deseo compartido, la supremacía en el
Mediterráneo.
En el capitulo III, con un método entre relato
y descripción propia de la ciencia histórica marroquí de los siglo XVI y XVII, centra
el análisis en el materia principal del trabajo, la visión de España vista por
importantes personajes marroquíes, desde los ocho volúmenes del manuscrito de
Al-Fashtaly, que toma como punto de
partida la primera derrota de los españoles frente a los ingleses en el mar,
narra hechos, elogia a sus protagonistas y opina sobre ambos. La búsqueda de
alianzas contra el peligro turco, mientras, por tierra las escaramuzas y algo
más en territorio ceutí son una línea continua.
Las relaciones Hispano-Marroquíes en los
albores del siglo XVII ocupa un importante capítulo en la obra del gran
historiógrafo Al-Ifrani , la guerra civil en Marruecos y el campo de batalla en
los Países Bajos hicieron que se perdiera el interés en los enfrentamientos
mutuos, pero con la nueva dinastía de los alauíes la relaciones volvieron al
punto de partida.
El ilustre az-Zayani visitó Málaga en su viaje a Estambul, y la
calificó, como “la más hermosa de occidente” y
habla de las “grandes capitales del Al-Ándalus”, como; Granada, Elvira,Almería,
Córdoba, Valencia, Cartagena, Toledo, Madrid… maravillosa, próspera, enorme,
poblada…son algunos de los calificativos que les atribuye. La obra contiene
acontecimientos referidos a España sobre diferentes temas, en particular, delegaciones, guerras y
asedios.
El capítulo IV está dedicado a los escritos de diplomáticos
en la Corte española, con géneros literarios heterogéneos describen la firma de
tratados bilaterales que establecen la paz y tregua en el mar, frente a
enemigos comunes, pero la lucha en la tierra, siempre viva, que colleva el necesario canje de
cautivos, fueron los principales motivos de las embajadas y comentarios de;
Al-Gassani, Al-Gazzal y Ben Otman Al-Meknasi que recorren una centuria de la política
española desde finales del siglo XVII.
El último capítulo presenta otro tipo de viajero más observador
de la vida, la religión, inquisición, dinastía y costumbres españolas, especialmente
de interés resulta las observaciones sobre la calidad y funcionamiento de los
servicios públicos, como el sistema de beneficencia, hospitales “limpios y provistos de todo los
necesario”, obras públicas, correos, la
seguridad de los caminos o el proceso de modernización de la Marina y la Real
Hacienda. Siempre subrayando un embrujo no exento de nostalgia, no era para
ellos una tierra nueva, sino la tierra de sus antepasados expropiada por los
cristianos.
Concluye el autor insistiendo en que con éste trabajo no se hace un vaciado
exhaustivo de Archivos, pero es una
llamada de atención a esa parte de la historiográfica que no ha cuestionado la
visión que tuvieron y tienen los marroquíes sobre España. Pone de manifiesto
que el conocimiento de las relaciones que han marcado la Historia de nuestros
países puede contribuir a un mejor y
necesario entendimiento de presente y futuro.
Mª Soledad Campos Díez
[1]Campos Díez, María Soledad; La
imagen de Castilla-La Mancha en los viajeros de la Monarquía Hispánica, en La Monarquía de España y sus visitantes,
siglos XVI al XIX. Consuelo Maqueda (editora), Dykinson, S.L., Madrid,
2007, p.208.